Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

martes, 23 de octubre de 2012




Cómo lograr una combustión espontánea.


Es difícil comprobar la posibilidad de la combustión espontánea en el cuerpo humano.(Se utiliza el término combustión espontánea humana para describir los casos de incineración de personas vivas sin una fuente externa de ignición aparente. Aunque existen multitud de teorías sobre la combustión espontánea, la posición mayoritaria es de escepticismo sobre la propia existencia del fenómeno. Los defensores de la existencia de este fenómeno contabilizan alrededor de 200 casos desde el siglo XVII.1 Sin embargo, en la mayoría de los casos apenas hubo una investigación sobre las circunstancias que lo rodearon, y muchos de ellos se basan en testimonios de segunda o tercera mano y se carece de datos tan básicos como el nombre de la víctima o la fecha del incidente. Los defensores de la existencia del fenómeno han discrepado durante años sobre la posible causa del fenómeno, recientemente algunos han propuesto como razón más probable de su ocurrencia el inicio de un fuego no-espontáneo con efecto mecha),

Reportes de personas que esporádicamente se envuelven en flamas tienden a omitir detalles esenciales para diagnosticar el fenómeno como un accidente inverosímil y fatal, y no propiamente como una combustión espontánea.
Aún así, la posibilidad siempre ha sido intrigante, y muchas personas lo han intentado, no con la anatomía humana, sino con un objeto.
Se dispone aquí un video que muestra una bola de algodón inmolarse después de haber sido empapada de mucho pegamento industrial.




Es bien sabido que el pegamento industrial eleva su temperatura cuando está en contacto con el algodón: la superficie de fibras causa que el pegamento se endurezca muy rápido, liberando energía en forma de calor.
Los fabricantes siempre han advertido sobre las quemaduras en la piel causadas cuando el pegamento entra en contacto con la ropa. Pero hay una gran diferencia entre quemarse la piel y una combustión real.
Y es que, como se podrá notar, la bola de algodón en el video no hace una combustión espontánea, pues una mirada de cerca en la secuencia denota que el material fue editado antes de que las flamas emergieran.
Pero lo bueno de la ciencia es que, por cada fenómeno fraudulento, hay uno real que es más extraordinario, como es el caso de una especie de combustión espontánea que es auténtica y fácil de provocar: la combustión espontánea de un enema o supositorio.
Para hacerlo, se ubica una pequeña pila de permanganato de potasio finamente molido sobre un recipiente hundido (un plato hondo de metal sirve).
Después, se exprime el contenido de un supositorio de glicerina en el recipiente.
El permanganato de potasio es un poderoso oxidante que reacciona con los enlaces de carbono e hidrógeno de la glicerina. Unos segundos después de la aplicación, la mezcla se forra violentamente en flamas.
Advertencia: la combinación de estos componentes es sumamente incendiaria, hacerlo con sumo cuidado y con previa asesoría.


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