Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

viernes, 26 de octubre de 2012

ZONA ARQUEOLOGICA DE HUANDACAREO MICHOACÁN



La construcción de este centro ceremonial se calcula hacia 1200 años d. C. y funcionó hasta que en 1536 los españoles conquistaron al pueblo tarasco. Lo anterior se confirma por el hallazgo de un entierro con características prehispánicas, en el que se encontraron varias cuentas de vidrio europeo, lo que significa que cuando estos materiales ya estaban en el altiplano de México, en el occidente de Mesoamérica prevalecían los patrones culturales prehispánicos. Aunque este sitio es de una clara ascendencia tarasca, la ubicación geográfica de la cuenca de Cuitzeo y el concepto ceremonial del centro, captaron la presencia de algunos elementos culturales provenientes de otras partes. Se puede mencionar la obsidiana del cerro de Zináparo del norte de Michoacán o de Zinapécuaro al este de Cuitzeo; así como materiales de las costas, en especial del Pacífico. Del altiplano mexicano y desde luego, de la región tarasca de Pátzcuaro, de donde provenía su principal influencia cultural.

Después de haberse realizado varias visitas a la zona arqueológica durante las cuales se dirigieron los trabajos de limpieza y desmonte, se inició la Primera Temporada de excavaciones en diciembre de 1977.  El sitio se encontraba destruido por la acción de saqueadores que desde principios de este siglo habían excavado en la loma y por los ejidatarios que cultivaban sobre las estructuras. Hasta ese momento no se había realizado trabajo arqueológico en esta región que revelara algún antecedente para iniciar los trabajos.  La topografía del lugar era la única pista de ubicación de las construcciones, ya que no había restos de ellas a simple vista; los montículos se apreciaban principalmente en lo alto de la loma. Al ser localizado un primer muro al cual se le denominó Estructura A, se ampliaron las excavaciones siguiendo en ambos sentidos y retirando el escombro que lo cubría. Además, de esta estructura A, se localizaron otras alrededor del sitio. Es importante mencionar que según la tradición arquitectónica tarasca, los templos con sus basamentos siempre se erigieron en la parte alta de una loma natural, sobre una plataforma artificial, o, como en el caso de Huandacareo, sobre plataformas y plazas, para lo cual construyeron muros de contención adosados a las laderas de las lomas.

Una vez liberados los muros del escombro que los cubría, fue indispensable asegurarlos. Se optó por limpiar las juntas de lodo que sirvió como aglutinante, y por rellenar los espacios con una mezcla de cemento, cal y arena; enseguida se subieron los muros siguiendo el ángulo de inclinación de los taludes hasta la máxima altura obtenida. Para lo anterior se aprovecharon las piedras que se habían derrumbado de los mismos muros y se utilizó la mezcla antes mencionada. Como era imprescindible diferenciar la parte original de la reconstruida, se optó por remeter esta última un promedio de cinco centímetros de la original, permitiendo, de esta manera, que siempre pudieran diferenciarse ambas partes, aunque el tiempo terminara por igualar los tonos. A partir de la Primera Temporada de excavaciones realizada a finales de 1977, se realizaron cinco temporadas más. También se han realizado trabajos de mantenimiento de las construcciones.

A continuación se presenta un resumen de lo que fundamentalmente se realizó en cada una de las temporadas de campo llevadas a cabo en el sitio: I (1978): Se delimitó la zona hacia el sur, liberando los muros más externos del escombro que los cubría. II (1979): Se excavó la parte superior de la zona arqueológica, donde se encontró una plaza hundida y dos basamentos para templo: el del Montículo 1, con una planta en la que se combinan las formas rectangular y circular, y el del Montículo 2, de planta rectangular y con los muros de un templo en su parte superior. También se descubrieron el andador y la escalera oeste. III (1981): Se continuó retirando el escombro hacia el lado oriental, desde la parte posterior del Montículo 2, y se continuaron limpiando los muros que forman las ampliaciones de las plazas.
IV (1982): Se exploraron tres plataformas al oeste del lugar, tratando de localizar asentamientos habitacionales. V (1983): Se excavaron los restos de lo que se denominó Montículo 3, el Patio de las Tumbas, la explanada del Montículo 3 en la esquina sud-occidental de la Plataforma 1 y el Montículo 2, denominado Plaza Norte y la parte posterior del Montículo 2 que se llamó Plaza Este. Después de 1983 a la actualidad, no se han vuelto a realizar trabajos en esta zona por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Como resultado de la poca atención que se le ha dado al lugar este se encuentra descuidado, lo que resulta en una baja afluencia de visitantes al sitio, además de la falta de publicidad para el mismo.

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