Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

viernes, 8 de marzo de 2013

Consejos para una buena relación maestro-alumno



Profesores y alumnos adolescentes

Paciencia y dedicación son las claves para construir una relación de confianza y respeto entre el maestro y sus discípulos.
La adolescencia es una etapa difícil, llena de cambios y descubrimientos y tanto los padres como los maestros son una columna importante en el crecimiento y desarrollo de los jóvenes. Es por esto, que se debe de tener en cuenta ciertos factores importantes al momento de impartir la enseñanza, de manera que el docente no sea considerado un enemigo a vencer, sino una figura de consejo y experiencia.

Establecerse como una figura de autoridad

El adolescente empieza a desarrollar una actitud de rebeldía, tanto con sus padres como con sus profesores, por eso es importante siempre hacerle saber que dentro del salón de clases, el docente es la autoridad pero sin llegar a crear enemistad.
Conviene recordar que el maestro es un apoyo no un látigo, por lo tanto es recomendable tener una relación cordial que invite al alumno a abrirse y no exista un ambiente de tensión en el aula.

Castigos y regaños, no es nada personal

El regaño o castigo siempre es tema delicado, generalmente es bueno corregirlos con firmeza sobre todo si ha sido una situación reiterativa, sin embargo, en numerosas ocasiones el adolescente tiende a interpretar estas llamadas de atención como algo personal.
La típica frase de "La trae contra mí" o "Nada más a mí me regaña" son muy utilizadas y sugieren cierta subjetividad por parte del docente, para evitar este tipo de juicios es recomendable darle seguimiento al alumno, no crear enemistad, felicitarlo por alguna otra actividad que haya realizado exitosamente o incluso hacerlo parte de la clase del día pero suavizando el tono con el que se le dirige. Esto demostrará al estudiante que el regaño no fue personal, sino simplemente parte del rol de ambos pero eso no exige una ruptura entre el maestro y alumno.
Cuando el alumno es regañado, en ocasiones, se siente avergonzado y considera que el profesor lo considera en una escala inferior. Ser atento y cordial, incluso después del castigo siempre será un alivio para el joven, quien lo interpretará como limar asperezas pero le habrá quedado claro el error en el que incurrió.

Mantener el interés

Muchas veces el estudiante crea tensión en el aula porque no le toma interés a la clase, por lo tanto es indispensable mantener motivado al alumno, de esta forma no llegará predispuesto al salón de clase. Los estudiantes pasan horas en el escritorio en diferentes materias, por lo que se recomienda crear momentos de relajación, reflexión o dinámicas que permitan al alumno distraerse un poco para luego volver a enfocarse.
En función de la materia que se esté impartiendo, siempre es bueno mantenerlos trabajando en equipo, crear competencias de trabajo, armar rompecabezas, juegos de adivinanzas, adaptar juegos de mesa a la materia en cuestión u otros recursos y darles recompensas académicas. El tratar de mantenerlos activos y no siempre escribiendo es una forma de distraerlos pero al mismo tiempo enfocarlos en el tema a tratar, el reacomodo de los pupitres o que participen en el frente es una opción.

Maestro, ejemplo de preparación y presencia

El adolescente siempre está atento a su alrededor, ya sea en busca de un modelo a seguir o de algún defecto en los demás del que se pueda mofar; para evitar esto, la presentación del profesor debe ser excelente y pulcra, sin extravagancias que puedan dar pie a la burla. El empeño en el aspecto físico inspira respeto y admiración por parte del alumno.
No obstante, el respeto ganado por el aspecto físico desaparecerá fácilmente si no se está preparado para la clase, el respeto de los jóvenes no es sencillo, se gana a pulso y uno de los factores primordiales es que se domine el tema del que se habla, tener seguridad en lo que se dice y responder de forma honesta y confiable a todas las preguntas. Es fácil perder todo tipo de autoridad y control de los estudiantes cuando se ha quedado en evidencia delante de ellos.

Inspirar confianza y ayudar al alumno

Algunas materias o clases son medios para que el alumno se abra, se sienta libre de expresar dudas o inquietudes, por lo que es importante siempre estar dispuestos a resolver sus dudas o canalizarlos con alguien que pueda ayudarlos, si no es una cuestión respecto a la materia que se enseña, no hay que darle la espalda hay que orientarlos.
La función del maestro no es sólo estrictamente académica, en ocasiones el joven no se siente confiado de expresarse con sus padres y busca a los maestros, por lo que siempre es importante estar preparado y conocer las diferentes estancias a las que se puede acudir tanto dentro de la escuela como fuera de ella.

La empatía es el mejor instrumento

En el trato con el alumno tanto fuera como dentro de clase siempre se recomienda que sea de una manera empática; las generaciones van cambiando y mucho de lo que los maestros están acostumbrados ya no está actualizado, por lo que la mejor opción es siempre ejemplificar con situaciones modernas con la que los jóvenes se puedan identificar, incluso mostrar interés en su nuevo lenguaje, esto les demostrará interés por su generación y no discriminación.

¿Cómo tratar al adolescente?

Los adolescentes tienen un amplio deseo de reconocimiento, de consideración, de hacerse notar, con un poco de paciencia y dedicación se puede crear un ambiente cordial en el salón de clase sin tener que llegar al amiguismo o familiaridad extrema.
Para conseguir este objetivo nunca hay que dejar de lado el sentido común, todos los maestros fueron jóvenes en alguna ocasión y se sabe lo que agrada y lo que disgusta, lo que aburre o confunde, tratar a los estudiantes como les gustaría que los trataran, no es un consejo es una lección de vida.

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