Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

miércoles, 6 de marzo de 2013

La Terapia estratégica



El “pensamiento” estratégico, basado en la elasticidad, en la negación de cualquier forma de verdad absoluta y en el pragmatismo, tiene sus más antiguas raíces en la filosofía griega, desde los socráticos a los sofistas, y en el mundo oriental en el budismo y el zen. 

Teniendo en cuenta sus más recientes aplicaciones al mundo de la psicoterapia, el modelo surge de la influencia de Milton Erickson en las teorías sistémicas. Erickson, durante su carrera elaboró miles de estrategias y técnicas de intervención basados en su concepción de la hipnosis como un fenómeno relacional y psicosocial y con un estilo especial de comunicación terapéutico, que influyó notablemente en el estudio sobre la familia y la comunicación del grupo de Palo Alto.
Dentro de este famoso grupo y su proyecto sobre la comunicación Gregory Bateson, Jay Haley y John Weakland, estudiaron el tipo de comunicación terapéutica y las estrategias de Erickson. Su peculiar modo de hacer terapia, las prescripciones paradójicas, los dobles vínculos terapéuticos, el empleo de la resistencia...etc fueron, para el grupo de Palo Alto, la base principal para su formulación teórico-práctica.
A pesar de que no existe un modelo único de terapia estratégica, existen dos modelos especialmente influyentes, el de autores como Jay Haley y Cloé Madanes, y el modelo del MRI (Mental Research Institute).
En el modelo de Haley los problemas están determinados sobre todo por la incongruencia jerárquica en el seno de una familia y por las consecuentes alianzas y juegos de poder. El síntoma se considera una metáfora del problema y la terapia se centra en la gestión del poder y la reorganización de las jerarquías dentro del sistema familiar.
Para este planteamiento es fundamental la superación de las crisis de paso, situadas en los diferentes estadios de la vida familiar, que son según Haley (1973),estos seis estadios sucesivos:
 
  • el periodo de noviazgo
 
  • el periodo inicial del matrimonio
 
  • el nacimiento y la relación con el hijo
 
  • el periodo intermedio del matrimonio
 
  • la separación de los padres por parte de los hijos o emancipación
 
  • la jubilación y  la vejez.
 Así todas las categorías diagnósticas tradicionales se pueden redefinir en términos de las dificultades que se encuentran en el paso de una fase a otra del ciclo vital, (Madanes, 81).
Desde la perspectiva del MRI, representado por autores como Weakland, Watzlawick y Fish, el problema está determinado por el mecanismo de acciones y retroacciones que es desencadenando y mantenido por las “soluciones ensayadas”  que el paciente hace para hacer frente al trastorno o síntoma.
Así entonces las intervenciones son prescripciones de comportamiento dirigidas a interrumpir el ciclo repetitivo de perpetuación del problema, y las estrategias terapéuticas se orientan hacia objetivos mínimos. 
En resumen,  el terapeuta estratégico se centra en la valoración de lo que sucede en las relaciones interdependientes que el sujeto mantiene consigo mismo, con los demás y con el mundo, es decir la realidad personal del paciente.
La terapia estratégica no busca las causas “profundas” del problema ya que lo que se considera, no es el modo en que el problema se ha formado en el pasado, sino como éste se mantiene en el presente. Es más un saber como que un saber porqué, es decir, se observa como funciona el problema que se presenta dentro del sistema relacional, centrándose en la interacción presente y en las conductas observables que mantienen el problema. En otras palabras, como ha intentado el sujeto, hasta el momento, combatir o solucionar el problema y como es posible cambiar esa situación problemática de la manera más rápida y eficaz.
Este enfoque rompe con la creencia según la cual los problemas que persisten durante mucho tiempo, necesitan obligatoriamente de un tratamiento igual de largo y tormentoso. La terapia estratégica no es una intervención superficial y sintomática, sino una intervención radical ya que apunta a la reestructuración de las maneras en que cada uno construye la realidad que luego afronta, se trata por lo tanto de construir realidades terapéuticas.



En las escuelas clásicas de  psicoterapia se postula que el cambio se obtiene a través del “insight”, es decir del conocimiento de las causas que en el pasado formaron el problema, en el enfoque estratégico por contra, el problema se resuelve en el aquí y ahora, ya que mediante el “insight” puede darse una explicación del problema pero poco hace para solucionarlo. Por tanto la solución del problema se busca mediante la aplicación de estrategias que rompan el sistema de percepciones y reacciones que lo mantienen en el presente.
Otra notable diferencia con respecto a la concepción clásica de la terapia, es que en esta última, se considera que para cambiar una situación problemática, hay que cambiar primero la manera de pensar del paciente y solo después de esto, será posible cambiar su manera de actuar. Desde una óptica estratégica, por el contrario, solo después de que se ha producido el cambio o el nuevo aprendizaje, el conocimiento puede repetirlo y aplicarlo de nuevo, es decir antes se cambia la manera de obrar y como consecuencia de esto cambia la manera de pensar o el marco de la realidad del paciente. Así pues el enfoque estratégico es un planteamiento pragmático radicalmente distinto al de la psicoterapia a  largo plazo.
En palabras de Erickson “una psicoterapia es buscada, en primer término, no para esclarecer un pasado inmodificable, sino a causa de una insatisfacción con el presente y un deseo de mejorar el futuro…se precisa cambiar la situación actual, y una vez establecido tal cambio,  por pequeño que sea, se precisa de otros cambios menores y un efecto de bola de nieve de estos cambios menores conduce a otros más importantes…”
Fuente.

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