Convivir con la naturaleza (foto de Jaime Cristóbal López)

martes, 5 de marzo de 2013

OPINA UN AFICIONADO DE FUTBOL







La afición siempre quiere que su club gane y psicológicamente juega un papel importante en los jugadores de su equipo que al sentirse apoyados y empujados por sus “fans” se deben llenar de adrenalina y energía adicional para dar un segundo esfuerzo, para correr más y demostrar porque merecen ese apoyo con un mejor futbol y más entrega. Lamentablemente esa ecuación en nuestro país se cae a pedazos cuando el aficionado que es experto en futbol, rápidamente nota que el equipo no da tres pases seguidos, que no hace tres tiros al marco rival en todo el juego, que los muchachos alineados no están haciendo una gesta heroica en la cancha, sino que parece que hubieran entrado descontrolados, con pereza. Aquí el aficionado se convierte en fanático herido y traicionado, empieza a chiflar a su propio equipo y salta de un campo de futbol a una plaza de toros y  canta el ole, ole, ole, a favor del equipo rival para ver si sus jugadores reaccionan y se inyectan una dosis de vergüenza y orgullo para darle vuelta a lo que está sucediendo en el campo.

Es triste que el técnico no se dé cuenta tan rápido como los aficionados que  su trabajo de la semana falló y que luego de un triste espectáculo, pretenda resaltar las pocas cosas buenas que se dieron en el campo, muchas por casualidad, como el resultado positivo del trabajo horrible que su equipo hizo en el partido. Aún es más triste que regañe al público por el abucheo temprano, que no es otra cosa que el esfuerzo del aficionado por hacerle ver al técnico desde las alturas las cosas que tal vez él no ve por estar tan cerca de la cancha. No puede esperar el público al final del partido para silbar, ya para qué, lo malo es que ni jugadores, ni cuerpo técnico entiendan que el aficionado está recordándoles que deben dar buenos pases, que deben correr más, que deben desmarcarse, que si no tienen el balón deben ir a buscarlo con entrega visible, que deben brindar un buen espectáculo y que si todo eso se hace y se ve, al final aún la derrota va a ser más digerible para todos. Gigante tarea tiene el técnico de lograr que su equipo juegue siempre con la intensidad del segundo partido y no con el desgano del primero. Porque que se puede, se puede y así quedó demostrado en estos juegos.

A veces parece que sólo los aficionados se dan cuenta que nuestro fútbol es el único que no se supera y ya los demás nos alcanzaron, que no tenemos suficientes jugadores buenos para tantos equipos en primera, que no hacemos buena gestión de ligas menores, que mientras sigan mandando en las gradas las barras bravas cada vez menos familias irán al estadio, que tenemos muchos entrenadores con poca preparación y experiencia,  que ya no hace falta ser titular y destacado en un equipo para integrar la selección nacional, que el público ya no va a los estadios porque el espectáculo es malo y porque los pocos jugadores que destacan en unos algunos partidos y sin consolidarse en el medio nacional rápidamente son comercializados en otros países en ligas de poca monta. Lo único maravilloso en nuestro medio son los agentes de los jugadores que con magníficas ediciones de video logran firmar contratos donde el que más gana es el agente y que los pocos muchachos que van al exterior a hacer una prueba generalmente regresan rechazados.

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