El 31 de diciembre Airman, la
revista oficial de la USAF,
publicó un
interesante reportaje sobre este formidable avión, en el que se
incluía varias fotos y este vídeo.
En ese reportaje, Airman recoge
el testimonio de la primera vez que el coronel Kevin Robbins, hasta entonces
piloto del también formidable F-15 Eagle,
vio un Raptor. El coronel conducía cerca de la base aérea de Langley (Virginia)
cuando escuchó el rugido de un reactor y un avión que inicia varias maniobras.
Detuvo el coche, se bajó y miró con asombro: Robbins no podía creer lo que estaba viendo. “Este avión estaba haciendo
cosas que no deberían ser posibles en un avión”, dijo. “Me quedé
pensando que si alguien trataba de hacer eso en cualquier otro avión, acabaría
muerto”. Poco después solicitó incorporarse al programa F-22 y hoy es el
comandante de la 1ª Ala de
Caza de la USAF, con base en Langley.
La asombrosa maniobrabilidad del F-22 se debe, en
una gran medida, a su planta motriz, formada
por dos motores turbofáns
Pratt & Whitney F119-PW-100 con postcombustión que generan unas 35.000
libras de empuje y, lo más característico de este avión, vectorización de
empuje bidimensional, es decir, que las
toberas se pueden orientar hacia arriba o abajo para hacer los giros más
cerrados que haya hecho nunca un avión de caza. Aunque con tanta
tecnología hoy en día cada vez son menos frecuentes los dogfights, iniciar uno
contra un F-22 sería una muerte casi segura para cualquier piloto de combate
que cometiese tal osadía.
Por si su excelente
maniobrabilidad no le diese ya bastante ventaja, además el F-22 está dotado de tecnología stealth: este caza ofrece una
firma de radar, infrarroja, acústica, de radio e incluso visual menor que la de
sus rivales. Al escaso eco de radar que genera contribuyen en gran
medida sus formas angulosas y planas. Para conseguir esto, el avión -a
diferencia de la casi totalidad de sus competidores- no está dotado de soportes subalares para transportar sus armas, sino que
éstas van alojadas en cuatro
bodegas de armamento: dos laterales y dos ventrales, que se abren
para lanzar misiles o bombas en función de la misión que tenga que desempeñar
el Raptor. A propósito del armamento, uno
de los aspectos menos novedosos de su equipamiento es su cañón rotativo M61 Vulcan
de calibre 20 mm, que viene equipando a los principales cazas de las Fuerzas
Armadas de EEUU desde hace ya más de medio siglo, entre ellos el F-15 Eagle
(predecesor del Raptor, aún en servicio), el famoso F-16 Fighting Falcon, el ya
retirado F-14 Tomcat de la US Navy y su sucesor el F/A-18 Hornet.
Presentado en 1997, el Raptor entró en servicio por
primera vez el 15 de diciembre de 2005,
llevando a cabo su primera misión de intercepción casi dos años después, el 22
de noviembre de 2007, cerca de Alaska para seguir a dos bombarderos rusos
Tupolev Tu-95. Aunque el programa ATF
que dio lugar al Raptor aspiraba a la construcción de 750 aparatos, el
elevadísimo coste por unidad del F-22 (en torno a 150 millones de dólares)
redujo las espectativas de la USAF a 381 F-22. Finalmente, la crisis y el final
de la Guerra Fría han reducido ese número a 195 aviones: 8 de pruebas
(incluidos los prototipos) y 187 operativos, todos esos repartidos en dos
escuadrones de pruebas, uno de entrenamiento, un escuadrón de adiestramiento
avanzado en armas de caza, siete escuadrones de caza, dos de la Guardia Aérea
Nacional y otros dos de la Reserva Aérea.
Por otra parte, aunque Japón y Australia se han mostrado
interesadas en el F-22, una ley federal estadounidense ha prohibido su
exportación debido a sus componentes y características aún secretos. A
modo de ejemplo, sigue siendo clasificado el eco de radar que genera el avión,
y se desconoce la velocidad exacta que puede alcanzar, aunque se estima que
activando la postcombustión puede superar el Mach 2. Es evidente que EEUU tiene
asegurado para unos cuantos años la superioridad en el aire con este
excepcional caza. De momento, sus competidores más cercanos -entre ellos el caza chino
Shenyang J-31 Shen Fei, presentado el pasado mes de octubre- no
parece que puedan hacerle sombra.
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